Lo complicado que es ganar en el golf profesional

Raro que es el amateur que después de 18 hoyos no se queje de unos cuantos golpes que haya pegado a lo largo de su vuelta, y eso teniendo en cuenta, que no ha dedicado probablemente ni el 10% del tiempo que dedica un golfista profesional a entrenar el aspecto técnico, físico y mental de su juego. Es más, es hasta probable, que no esté jugando con unas palos adecuados para su swing…

Llegar al Circuito Europeo o al PGA Tour no es tarea fácil, sólo llegan algunos, bien a través de sus respectivas escuelas o a través del Challenge Tour y Nationwide Tour, sin tener en cuenta algunos superdotados como Matteo Manassero que lo consiguen tras aprovechar sus participaciones en el Tour…

Si se llega al Tour, el objetivo de mantener la tarjeta no será tarea fácil, ya que dependiendo de la calidad de tu tarjeta, no es lo mismo entrar por el Challenge que por la Escuela, unos podrán jugar más o menos torneos que los otros, y lo que es más importante, aquellos donde se reparte más dinero, que al final es lo único que cuenta para poder poder mantener la tarjeta para el próximo año. El mero hecho de sobrevivir ya es muy duro, algo que pocos golfistas suelen valorar.

Ahora bien, por unas o por otras razones, hay una semana que a la que un jugador le sale todo, y de repente llega al domingo liderando el torneo, está en la situación que siempre había soñado desde que era un renacuajo, pero llegado el momento, a muchos jugadores los nervios, la presión y hasta las propias ganas de hacerlo bien le pueden jugar una mala pasada, por mucho que se hayan imaginado o soñado con ese momento durante años.

Este fin de semana, lo pudimos comprobar con Pablo Martin, que ya contaba con la experiencia de haber ganado dos pruebas del Circuito Europeo, una de las cuales en ese mismo campo el año anterior y pese a tener una clara ventaja en el marcador antes de comenzar la segunda vuelta, al final, esos nervios, esas voces que escucha nuestra cabecita por mucho que no querramos, acaban saliendo y haciendo daño. Menos mal que esta vez, Pablo Martin supo poner firme a sus miedos en el tee del 18, para acabar con birdie y defender con éxito su título. Sin duda alguna, en el último año me he dado cuenta que seguir a Pablo Martin es como ser seguidor del Atlético, un gran jugador, que gana títulos, pero nos hace sufrir más de lo que nos hubiese gustado.

Otro aspecto curioso de este fin de semana, es como hay campos que a un determinado jugador le entra por los ojos, donde se sienten cómodos o simplemente saben que son capaces de ir muy bajo en dicho campo, lo que acaba reforzando su confianza, porque no deja de resultar sorprendente, que dos de los tres de los títulos de Pablo Martin los haya conseguido en el mismo campo o que el año pasado estuviese a punto de volver a ganar en el país que le vio ganar por primer vez en el Circuito Europeo.

Mantener la tarjeta año tras año es complicado, colocarse en situación de poder ganar es más complicado todavía, pero ganar, una vez que uno ya está ahí y lo ve factible…

Imagen| European Tour